El pasado martes día 5 de junio visitamos la panadería artesana y ecológica "Artepania" de Poyales. Hicimos unos deliciosos panes y magdalenas con Clara, quien nos explicó toooodos los entresijos y secretos de un buen pan hecho con muchos cariño.
Entramos en la panadería, pero ¡cuidado! la entrada está por arriba. En la panadería nos dieron unos delantales y unos gorros donde pusimos nuestros nombres. Luego entramos a la cocina, donde había dos boles para cada uno: uno de harina y otro de agua. Clara nos dijo que nos laváramos las manos, echáramos medio bol de agua a la harina y lo empezáramos a amasar con las manos. Después lo sacamos del bol a la mesa con la ayuda de una paletilla para darle forma. Había que golpearlo contra la mesa y darle una vuelta (cosa difícil para nosotros, pero no para Clara, que lo hacía de maravilla). Dejamos el pan para que fermentara. También hicimos unas magdalenas y usamos la batidora para mezclar la masa de las magdalenas con pepitas de chocolate. Cuando ya estaba lista la masa cogimos moldes de colores (marrón, amarillo, azul y rojo) y Clara las metió al horno. Mientras se terminaba de fermentar el pan y se hacían las magdalenas fuimos a ver la masa madre, que olía bastante a vino porque estaba fermentando.
Luego Clara nos contó la historia del horno: Antiguamente, la gente llevaba la masa del pan hecha en su casa a ese horno y para distinguir cada pan , cada familia o casa le hacía una señal, con la que luego averiguaban cual era el pan de cada casa.
Seguido Clara nos sorprendió con un delicioso almuerzo. Lo que traía eran galletas de maíz con chocolate, bollos de cardamomo, magdalenas de chocolate, brownies, y para los profes un café. AL terminar sacamos las magdalenas, las dejamos enfriar y metimos nuestros panes al horno. Mientras tanto, en el horno de leña hacíamos como si metiéramos panes de verdad, pero eran moldes. También vino Chipi, la perra de Clara.
Nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo y cuando volvimos casi estaba hecho el pan, así que fuimos al sótano para ver el almacén.
Por último nos fuimos a casa muy content@s con nuestros delantales, gorros y bolsitas de "artepania" en las que estaban nuestros panes y nuestras magdalenas.
¡Lo pasamos genial y aprendimos un montón!